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Foto del escritorSol López

¿Quieres tener más confianza en ti mismo? ¡Pues ponte en marcha!

Actualizado: 29 sept 2020

“¿Cómo puedo confiar más en mi mismo? “

“Siento que me falta confianza para emprender algunas cosas…”

“No tengo la suficiente confianza para empezar a cambiar aquello que necesito …”

“No sé si voy a ser capaz … ¿y si no sale bien?”


Muchos clientes llegan a la consulta de coaching con estas inquietudes y me preguntan cómo poder incrementar la confianza en ellos mismos.


Por eso he pensado en hacer este post, inspirado en los aprendizajes que el Dr. Russ Harris nos comparte en su bibliografía y como siempre acompañado de mi propia experiencia.


Para ello tendremos que desmitificar muchas cosas que tenemos metidas en la cabeza y nos juegan en contra para crear confianza en nosotros mismos. Así que empezaremos por comprender cómo se crea la confianza y luego los mitos que tenemos que romper para ponernos en marcha.



El ciclo de la confianza

La confianza se crea o se construye con un ciclo de 4 pasos muy sencillos:


Te invito a qué hagas memoria … tú ya has usado este ciclo antes. Piensa en cualquier ámbito en el que te sientas confiado, que sepas que lo haces bien … ¿lo tienes?


Ahora piensa cómo conseguiste hacerlo así, cómo te sentías las primeras veces que lo hiciste y como fuiste adquiriendo esa confianza que hoy tienes.


¿Lo has comprobado? Porque esta es la buena noticia, tú ya has creado confianza antes, ya has utilizado este ciclo.


Nadie que haya logrado ser exitoso en algo lo ha conseguido con pensamientos positivos tipo mantra “soy muy bueno”, “yo puedo con todo”, “todos van a leer mi blog”, “visualizo mi blog como el más aclamado por la crítica de los coaches mundiales” … esto sólo es una técnica para que te pongas en acción. Y te prometo que profundizaremos en ello más adelante porque amigo caminante, tenemos que dejar de imaginar y actuar.


En este post sólo voy a centrarme en todas aquellas cosas que tú puedes repetir y volver a poner en marcha para incrementar tu confianza. Porque como imaginarás, hay cuestiones que hacen que nuestra confianza se deteriore y otras que la potencian.


En el siguiente gráfico he tratado de resumir algunas de ellas.

Lo primero que quiero contarte es que para tener confianza en uno mismo necesitamos ¡salir de nuestra zona de confort! ¡Lanzarnos a hacer aquello que tanto tememos!


La mayoría sentimos falta de confianza en nosotros mismos cuando debemos enfrentarnos a una tarea nueva o desconocida, o simplemente a una actividad que nos saca de esa zona de confort donde todo lo controlamos (o eso creemos).


Necesitamos emprender la acción para construir la confianza, por ello el primer mito que vamos a romper es que necesitamos sentirnos confiados o seguros para emprender la marcha.


Esta es la primera regla de oro que me grabó a fuego el Dr. Russ Harris: Primero viene la acción y luego los sentimientos de confianza.


¡Si no te lanzas a hacer eso que tanto temes, nunca saldrás de la duda, nunca sabrás qué tan bien o mal puedes hacerlo! Serán sólo cuestiones que imaginas en tu cabeza, pero no una realidad.


En mi caso, cuando empecé a escribir mis primeros post para el blog, mi sensación no era de seguridad, y hoy, algunos meses más tarde todavía no me siento todo lo confiada y segura que me gustaría, pero sigo con ello: escribiendo, revisando, puliendo y mejorando mi escritura para el próximo post y riéndome de lo que puede no salirme tan bien. ¡Aplicando mi ciclo de la confianza!


Y claro, para querer dar el salto, venciendo todos los obstáculos que aparezcan, tienes que tener la motivación suficiente.


Salir de la zona de confort requerirá esfuerzo, trabajo, perseverancia y tolerancia al error.


En este punto tengo que pedirte que hagas un ejercicio muy importante para descubrir qué es lo que a ti te motiva a querer esa confianza, a querer hacer eso que tanto deseas, pero tu cabeza no te deja avanzar.


Nadie en este mundo quiere confianza solo porque sí, la queremos para algo: para ser diferentes, para sentirnos distintos, para hacer algo de manera diferente.


¿Tú sabes para qué quieres tener más confianza? ¿en qué quieres mejorar la confianza? ¿qué harías distinto a como lo haces hoy? ¿Cómo te tratarías a ti mismo por hacerlo diferente? ¿Qué dejarías de hacer y qué empezarías a hacer?


Dentro del apartado de coaching on, en nuestras herramientas, encontrarás un ejercicio denominado “Los valores que nos sostienen y motivan”. Coge lápiz y papel y ponte a ello, antes de seguir. Estoy segura que descubrir cuáles son las motivaciones más intrínsecas que tienes te ayudará a superar algunos obstáculos luego.


Una vez que lo hayas hecho, tienes las bases para sostener tu fuerza y voluntad cuando las cosas se pongan difíciles. ¿Adivinas lo que sigue?


¡Eso es! Nuestro siguiente paso para construir confianza es ponerse en marcha. ¿pero qué pasa cuándo queremos accionar? Si eres como somos la mayoría de las personas, (humanas y normales), tu cabeza empezará a crear mil excusas.


Así fue como descubrí que nuestra cabeza es una excelente máquina de inventar excusas para que no actuemos.


No sé qué dirá en tu caso, pero te cuento las excusas más comunes que suelen aparecer, las que a mí me aparecen y te prometo que muchas vuelven cada vez que me siento a escribir (cuando no me gana la cabeza y desisto):

  • Obstáculos para ponerte a hacer eso que quieres intentar: no tengo tiempo suficiente para escribir; me falta motivación, no tengo energía, no estoy inspirada,

  • Comparaciones con otros que lo hacen mucho mejor que tú hasta que desistes: mira el blog de fulana, qué bien escribe, nunca llegarás a escribir así, qué cantidad me falta para escribir con esa soltura, qué fácil pone en palabras cosas profundas …

  • Juicios sobre nosotros mismos demasiado exigentes: no tengo lo que hace falta para escribir, no estoy preparada, no he hecho ni un curso de escritura y me quiero lanzar a escribir un blog, no soy lo suficientemente buena escribiendo, no tengo un estilo adecuado …

  • Predicciones de todo lo malo que puede pasarte si lo intentas (casi nunca predice cosas buenas): van a pensar que eres idiota, si te leen tus ex compañeros van a pensar que te fumaste algo, voy a fracasar …

Ahora te toca a ti.


Vuelve a conectar con aquello que te gustaría cambiar o empezar a hacer y para lo cual crees no tener confianza suficiente, ¿qué empieza a decirte tu cabeza? ¿cuál de todas estas excusas aparecen para que no te pongas en marcha?


Seguro has oído hablar de esto muchas veces, son los que en la jerga de la psicología positiva se llaman pensamientos negativos.


¡Y aquí cuidado!, te alerto sobre el segundo mito que romperemos a partir de hoy:

¡Los pensamientos negativos no son malos y no necesitamos eliminarlos!

Sé que es raro leer esto. Piensa sólo por un segundo: qué hubiese pasado si hace siglos, nuestros antepasados, hubiesen hecho caso a la psicología positiva y se hubiesen dicho: “no hay peligro, sólo es mi mente, fuera pensamientos negativos”, “no temeré al salir que me coma un tigre o me mate el de la tribu vecina, es un miedo de mi cabeza y voy a cambiarlo por la frase mi vecino es un ser humano con miedos como yo” … probablemente no hubiesen logrado sobrevivir en el primer día.


El problema no son los pensamientos negativos sino “quedarnos enganchados” a ellos.

Los pensamientos no son ni buenos, ni malos, sino útiles o no útiles. ¿Te ayudan a llevar la vida que quieres o te alejan de tu objetivo?


No tienes que eliminarlos como mucha psicología de autoayuda nos vende, sólo debes defusionarte de ellos y no quedarte atrapado. Defusionarte quiere decir tener la capacidad de escucharlos, identificarlos y luego … ¡Avanzar igual!


Hace poco leía el post de una psicóloga amiga que llamaba a esta técnica la herramienta de “Te jodes y lo haces igual”. Las excusas serán miles pero te pones y lo haces de todas maneras, ya luego te sentirás mejor. ¿Te acuerdas de la primera regla de oro de Russ Harris? Primero la acción y luego el sentimiento.


Te prometo querido lector que funciona. Me pasa muchas veces, no sólo cuando me siento a escribir para el blog, porque no estoy inspirada o con ganas, sino otro ejemplo es cuando llega la hora de entrenar (en mi caso por las tardes), hacer ejercicio físico de fuerza luego de un día de trabajo intenso …imaginarás que lo que menos quiero es entrenar ¿no? Y como mi cabeza es astuta, se pone en marcha con toda una serie de excusas. Confieso que a veces con la técnica del “te jodes y entrenas igual”, muy agarrada y apretando dientes con esos valores que persigo por detrás del entrenamiento, hasta empiezo de mal humor, gruñendo y despotricando, pero me río cuando al cabo de los primeros 10 minutos de entreno, el humor ha cambiado completamente, sonrío, canto la música que me haya puesto, ejercito con más ganas. Ya lo tengo visto: los primero 10 minutos serán así, pero luego se me pasa.


Para aprender a defusionarte de estos pensamientos y evitar que logren capturarte, te dejo también en nuestro apartado de coaching ON otra herramienta que he llamado “Los benditos pensamientos negativos”


Puedes practicar ahora mismo y empezar a hacer algo por incrementar la confianza en ti mismo…. O dejar que las excusas de “ahora no es buen momento” “lo haré cuando esté más tranquilo/a” ganen esta partida 😉 tú mismo/a …


De este tipo de pensamientos es de los que debemos aprender a desengancharnos.

No podremos nunca eliminarlos, seguirán estando ahí siempre, pero podemos hacer que no frenen la acción.


¡Nuestra mente está preparada por supervivencia a alertarnos sobre las cosas malas que pueden pasarnos! Escucharla está bien, pero luego de evaluar y tomar las medidas necesarias, avancemos.

Le hacemos caso a la mente cuando nos cuenta historias de miedo, y esa es la causa de que lo siga haciendo

Deja de contarte historias y suelta las manos para dar el salto a la vida que quieres llevar, a cómo quieres vivirla y a sufrir menos para aprender a hacerlo.


Nuestro tercer y común pecado o trampa es pensar: Si fallo seré un fracaso


Aunque ya lo hemos comentado en otras ocasiones, y los que me han sufrido o sufren como coach me escuchan a menudo repetirlo: mezclamos el SER con el HACER.


Lo que hacemos NO nos hace mejores ni peores. Si centro mi juicio, mi auto-juicio, en que cualquier error será porque SOY MALO, eso acabará paralizándome para que no actúe.

¿Lo ves no? Otra vez nuestra cabeza frenando la acción y como consecuencia la confianza que podemos ir ganando.


Un secreto que a mí me funciona para no identificarme con esto es repetirme una frase de Charles Dickens:

“Cada fracaso enseña al hombre algo que necesitaba aprender”

Y luego ponerme a analizar lo que no ha valido, lo que he aprendido y las acciones que puedo cambiar para hacerlo mejor la próxima vez.


¡Ya sabes que esto no va de decirte sólo frases sino de ponerte en acción!¡utiliza el ciclo de la confianza!


Para crear confianza necesitamos utilizar el error como parte de nuestro aprendizaje, es sólo el medio para aprender y seguir mejorando.


¿De qué aprendiste más en tu vida: de las metidas de pata o de los aciertos? Piénsalo por un instante.


La próxima vez que temas equivocarte piensa: ¿qué es lo peor que me puede pasar? A mí me ayuda para quitarle hierro al asunto, disminuir mi nivel de exigencia y entender que no dejaré de ser yo porque algo no salga como espero.


Por último, querido caminante, mientras has leído el post, has hecho un ejercicio de conectar contigo mismo.


Seguro en tu cabeza se dispararon situaciones o excusas de eso que quieres conseguir y es porque has estado un rato ejercitando tu consciencia plena.


Para construir confianza y aplicar nuestro ciclo, necesitamos estar atentos: pescar los pensamientos pocos útiles y defusionarnos, identificar nuestras emociones y gestionarlas, revisar las acciones en detalle para cambiar lo necesario y seguir así perfeccionando nuestra técnica … ¡y ganando confianza!


También en nuestro apartado coaching On puedes encontrar herramientas para entrenar a tu cabeza a parar, a controlar el flujo de pensamientos para que no te abrumen. la más sencilla es una que se llama "Respiración consciente", que lleva sólo 30 segundos. ¿te animas a probarla?


Actualmente están muy de moda las técnicas de mindfulness. Este nombre es más aceptado que el de meditar o tener consciencia plena. El vivir el aquí y ahora, te permitirá ejecutar el ciclo siendo muy consciente de lo que aprendes, lo que se despierta en ti y lo que necesitas trabajarte.


Te confieso que me ha costado mucho llevarlas a prácticas diarias, pero cuando lo he conseguido, los beneficios han compensado de sobremanera: sea para descansar y dormir mejor (que es cuando las uso porque estoy “pasada de rosca”), para hacer una reflexión en medio de un día de complicaciones, cuando siento que alguna discusión o reunión me ha dejado sin energía.


A mí me sirven y te invito a probarlas. No hace falta hacer grandes cosas. No te imagines meditando cual buda con la mente en blanco. Te dejo algunas maneras más prácticas en las que puedes aplicar el mindfulness y espero que te ayuden.


Formas de incrementar la atención plena:

  • Realizar ejercicios breves de mindfulness: Cuantos más veces se haga más fácilmente el cerebro estará en plena consciencia y se optimizará su función cerebral.

    • Técnica del 3x3: elegir tres objetos que tengas cerca, nombrarlos diciendo “esto es …” a cada uno tres veces. Ejemplo: “Esto es un lápiz, esto es un teclado, esto es un libro” y repetir este ciclo 3 veces. Debemos mirar y tocar el objeto mientras lo hacemos.

    • Observación: Entrenar mirar por la ventana de la habitación donde estemos tratando de descubrir algo que no hayamos visto antes. Practicarlo por unos 30 segundos.

  • Disminuir la velocidad. Hacer una pausa, pasear en lugar de correr y, en general, tomarse tiempos de tranquilidad.

  • Usar recordatorios de atención. Fijar una alarma, un aviso en el calendario, un postit… Cada vez que salte el recordatorio volver al momento presente.

  • Centrarse en una sola tarea cada vez. Evitar la multitarea, desconectar notificaciones y teléfono cuando se realiza una tarea importante.

  • Dar un paseo en atención plena. Caminar unos pocos minutos en un parque o jardín, si es posible, dejar el teléfono en la oficina y utilice este tiempo para concentrarse y escuchar los sonidos de la naturaleza a su alrededor.

  • Hacer del estrés un aliado. Cuando surja un desafío en el trabajo, observar cómo se acelera el ritmo cardíaco y la respiración y otros efectos. Agradecer que la respuesta al estrés esté energizando.

Querido compañero de camino, espero haberte ayudado ahora que estás terminando de leer el post a sentir que puedes conseguirlo, que puedes incrementar tu confianza porque ya lo has hecho antes. Y si no es así recuerda: la acción primero y el sentimiento después 😉


Si tienes dudas sobre la aplicación de alguna de las herramientas que te he facilitado, o de algún obstáculo que no consigues aún vencer, siempre puedo acompañarte en el camino, no dudes en consultarme o pedir la ayuda que necesites.


Un abrazo grande y que sigamos construyendo confianza para alcanzar la vida que queremos.

 

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1 Comment


STELLA WOITES
STELLA WOITES
Sep 10, 2020

Que bueno Sol. Cada uno de los post me dejan pensando en algo nuevo!

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