Hace unos meses leí un libro que hablaba de la sombra que cada uno de nosotros tiene. Me ha parecido fabuloso y por ello quiero compartir hoy los aprendizajes que he sacado del mismo y que me sirven para mi relación con los demás y por qué no, conmigo misma.
Cuando somos pequeños, empezamos a recibir instrucciones de que hay cosas que están bien o mal en nuestro accionar, y eso, sin saberlo lo asociamos a nuestro ser. Lo que hacemos bien nos hace buenas personas y lo que hacemos mal, malas personas.
Para aquellas cosas malas, creamos un saco negro, nuestra sombra. En él vamos tirando todo aquello que no es bueno, que nos puede hacer malos y no está permitido o bien visto.
Así ponemos en el saco el egoísmo, la soberbia, la avaricia, el pensar en uno mismo porque es señal de egoísmo, etc.
Conforme vamos creciendo nuestra bolsa se va completando con más cosas. Al principio nos lo enseñan nuestros padres, luego los maestros del cole, luego los amigos, las empresas donde trabajamos, las parejas que tenemos … y así vamos poniendo en la bolsa todas las cosas a evitar o que no están bien.
Pero de pronto alguna de esas cosas aparece...
La manera en que aparece es a través de nuestra sombra, que como no siempre la vemos, los demás se encargan de mostrarnos. Y te voy a contar lo que a mí me ha servido de esto: cada vez que ves a alguien que no te gusta, que te causa rechazo, analiza qué parte de tu sombra (de todo eso que metiste en el saco) está reflejando.
Seguramente muchas de estas cosas, no las queremos aunque las tengamos, las rechazamos de nosotros mismos o no somos capaces de permitírnoslas … y así cuando la vemos en otros, las rechazamos. Pueden ser conductas, sentimientos, valores o cualidades personales.
Una maestra de la vida, esas que te ponen en el camino de vez en cuando, un día me dijo “si somos capaces de verlo en otro, es porque nosotros lo tenemos, de lo contrario no lo distinguiríamos, no seríamos capaces de verlo”.
Y esto funciona para lo bueno y para lo malo. Cuando ves a alguien lleno de energía, de amor, de bondad, es porque tú también tienes de eso, de lo contrario esas características te serían indistinguibles. Si ves en alguien soberbia, egoísmo, es porque también lo tienes. Quizás la diferencia es que lo has metido bajo tu sombra, en ese saco negro, y por alguna razón ahora te lo muestran.
Esto me llevó a mi primera reflexión ¿qué es lo que espeja de mí esta fulana que no puedo ver ni en figuritas? ¿qué cualidad o característica es la que me molesta tanto para sentir ese rechazo inmediato?
No siempre esto aparece fácil o de primeras. Por lo general, las primeras respuestas no me valen del todo porque hay que bucear más profundo. Y cuando por fin encuentras lo que es, la creencia que desafía, la cualidad que no te permites porque está catalogada como mala, en ese momento es cuando viene la segunda reflexión: ¿sigue siendo válido eso para mí?.
A veces hemos metido en nuestro saco cosas desde muy pequeños que no hemos vuelto a analizar y conforme crecemos, maduramos y evolucionamos como personas, las prioridades cambian, algunos valores dejan de ser más importantes que otros, encontramos bondades en algunas cualidades que etiquetamos de negativas …
Por lo que, cada vez que alguien me dice que ve algo bueno en mí, me ocupo de hacerle ver que es porque él o ella también lo tiene, si no, no sería capaz de reconocerlo en mi persona. Y cuando alguien me refleja algo malo (me cae mal o fatal), lo uso como disparador para reflexionar sobre qué aspecto necesito revisar en mí para seguir evolucionando.
Espero que este aprendizaje también te valga a ti para empezar a mirar tu sombra, aceptarla y amarla, porque también somos eso.
Y sobre todo, que te valga para amar y agradecer a los que te la espejan ... esa es la clave para que sigas caminando con el corazón y los pies en la tierra.
¡Hasta pronto!
Un abrazo desde la sombra, esa, que sigo aprendiendo a amar.
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