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Foto del escritorSol López

Mi camino desde el corazón

Actualizado: 12 may 2020

Para empezar el Blog quiero contarte cómo he llegado hasta aquí, cuál es el camino que he recorrido y elijo seguir recorriendo, y sobre todo, por qué quise compartirlo de esta manera. Espero que lo disfrutes tanto como yo.

Voy a contarte mi historia y espero poder hacerlo de manera que sientas que no eres el único al que le pasan estas cosas.


Como digo siempre que me preguntan, yo no tuve un mega accidente, ni una enfermedad, ni la muerte de alguien importante en mi vida para despertar, mi despertar fue un dulce despertar … simplemente ( y digo simplemente como si fuera una tontería) algo en mi vida profesional dejó de funcionar.


Estuve dedicada 12 años a la consultoría y aunque sigue siendo mi pasión y mi vocación, he tenido que hacer un cambio y un crecimiento personal grande para seguir sintiendo esa pasión que me caracteriza y caracterizó siempre en todo lo que hice y hago.


Soy de esas que cuando se comprometen con algo lo hace hasta la corinilla, me meto de lleno y dándolo todo.


Y hasta hace unos años atrás, eso había funcionado como magia. Los resultados me acompañaban, me convertí en una directiva de éxito. Llevaba la unidad de negocio de un país en el que crecíamos a dos dígitos todos los años, crecíamos en personal y en clientes … pero yo quería dar un paso más.


Luego de 4 años de éxito, decidí que era el momento de retarme más e ir a por un desafío mayor, un desafío internacional. Nunca me imaginé el reto que de verdad me esperaba a la vuelta de la esquina ...


Luego de unos 6 meses trabajando a toda máquina, y para mi sorpresa, los resultados no llegaban, daba tumbos de un directivo a otro y nadie validaba ninguna medida para poner en marcha ... empecé a cuestionarme la valía de mi puesto, de mi como profesional y de la real apuesta que se hacía por cambiar las cosas, que en definitiva era el motivo de mi traslado a España.


Todo lo que conocía hasta el momento, todo lo que me había dado resultados siempre, dejó de funcionar.


Poco a poco las cosas se complicaban más, los resultados que yo esperaba ver (porque ni siquiera me los pedían), no llegaban … llevaba sólo 6 meses de esfuerzos y trabajo pero empecé a caer en picada …si yo fui siempre de las que logran lo que se proponen, ¿qué estaba pasando?


Era otro país, jugaba a otro nivel, rodeada de egos más grandes que el mío o igual probablemente, luchas de poder a diario, desvalorizaciones de mi trabajo por algunos compañeros … un ambiente hostil al que no estaba acostumbrada.


Los cambios empezaron a afectarme fuerte y yo que había sido la super consultora hasta el momento, no podía evitar llegar a casa con una tristeza y desaliento, que me llevaban, la mitad de los días, a llorar mientras se lo contaba a mi marido…


Esto me estaba sobrepasando y no reconocer mi derrota o tropiezo, aún más.


Empecé a no sentir, a no tener pasión por lo que hacía, a no querer que llegara el lunes y sentir un desaliento que se agravaba los domingos, sólo por saber que empezaba una nueva semana. No me había sentido así en la vida, estaba perdida con mis emociones, sensaciones, pensamientos ... todo lo veía negro.


Me encontraba muchos días diciendo las mismas frases que había escuchado en mis clientes y a los cuales yo les preguntaba ¿Si todo está tan mal por qué no te vas? ...Reconocer que la compañía de la cual era parte hacía 12 años me estaba haciendo a un lado me estaba matando en vida… y yo, que siempre fui de acción, estaba paralizada.


Empecé a cuestionarme, a hacerme preguntas como ¿quién soy? ¿Qué quiero para mí? ¿Qué voy a ser y a hacer si no hago consultoría? Me machacaba todo el tiempo pensando: “Si pude irme de Argentina a Colombia y de ahí a España, cómo no iba a poder decidir qué quería hacer profesionalmente…” ¿qué me estaba pasando?


Son esos momentos donde ya le has dado el “coñazo” a todo el mundo, donde te has convertido en la persona “mono tema” al punto de que te cansas hasta de contarlo otra vez…


Llegué al coaching casi por esos accidentes de la vida profesional, no para dedicarme a ello sino porque todo lo que conocía, lo que había probado ¡no funcionaba esta vez! y no lograba dejar de estar en bucle.


Entendí que tenía que desafiar mis viejas creencias o maneras de hacer las cosas y cuando el sufrimiento fue de la magnitud adecuada para lanzarme, fui a ver a un coach.

Debo confesar que, todo esto del coaching me parecía una tontería, “saraza” como decimos en argentina, cuentistas y cualquier otro calificativo de esos que estamos acostumbrados a escuchar, ahora con una sonrisa porque hemos pasado por ahí también.


Descreída de estas técnicas me costó empezar a revisarme a mí, no a la empresa, no a mis compañeros sino a mí misma, y vaya si encontré respuestas... pero no para los demás, sino para mí misma. Entendí que lo que pasaba era por y para mí. No valía seguir culpando al afuera y cogí las riendas nuevamente.


El salto cuanti y cualitativo que di luego de mi certificación no puedo describirlo con palabras. Lo único que puedo contar de manera resumida es que reconecté conmigo misma, con la Sol Alegre, la que disfruta de lo que hace y si no, lo cambia, la que actúa y se mueve en alguna dirección (aunque luego haya que cambiarla) la Sol valiente que toma decisiones aún a riesgo de equivocarse, la que se anima a darle un giro a su vida cuando así lo cree conveniente.


Y luego de vivirlo, de volverme una apasionada de este mundo, decidí que nadie más tenía que sufrir para cambiar su vida, lo que no funciona o no le gusta, empecé a sentir ese llamado a compartir todo lo que pueda y lo que he aprendido para que VOS, puedas cambiar lo que no te guste.


No te prometo un mundo de color rosa, de no sufrimiento, de no esfuerzo. Mi proceso fue largo y no sólo de unas sesiones de coaching. Hubo mucho trabajo por mi parte y de cambiar pensamientos, emociones, creencias que, aunque hasta aquí me habían traído y me valieron para hacer ese camino, ya no servían para el camino que elegía empezar a transitar. ¡Un camino desde el corazón! Aunque los pies fueran en la tierra.


Ojalá este artículo te anime a ponerte en movimiento si no lo has hecho aún y empieces a ser feliz con lo que sea que elijas para tu vida personal o profesional.


Si quieres hacer un cambio y todavía te lo estás pensando, ya sabes que puedo acompañarte. Te prometo compromiso para cambiar aquello que no te gusta, pero no porque yo haga nada especial, simplemente porque te ayude con herramientas, técnicas y ejercicios a conectarte contigo. Con todos los recursos que tenemos y se nos escapan, con tu confianza y a tu manera.


Ya sabes dónde encontrarme si quieres compañía, pero recuerda que caminaré a tu lado, no tirando delante de ti, quizás algunas veces me ponga detrás para sostenerte pero nunca dependerá de mí lo que consigas sino de ti porque todo, todo, todo es y será perfecto para tu experiencia de aprendizaje.


Un abrazo apretado de corazón a corazón, porque solo así nos conectamos de verdad.


 

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