top of page
Buscar
Foto del escritorSol López

Los líderes que no dan las respuestas

¿Crees que un jefe debe tener todas las respuestas? ¿Te ha pasado en tu rol de líder, reaccionar rápidamente ante un problema y que la solución no fuese la más adecuada? ¿Te cargas de la responsabilidad de resolverlo todo? ¿Crees que tu jefe no da respuestas porque no quiere “mojarse” o demostrar que no sabe?


Si eres como muchos de los mortales que hemos crecido en el mundo profesional bajo muchas de estas creencias, seguramente estarás esperando que tu jefe, o tú mismo si lo eres, tengan las respuestas y las recetas para solucionarlo todo.

Hoy quiero compartirte algunas reflexiones sobre esto que hemos aprendido con uno de mis clientes cuando estábamos analizando su “no parar” en la toma de decisiones, aspecto que le dificultaba aportar al equipo una visión más estratégica ante los problemas o necesidades que les planteaban.


Estábamos iniciando la sesión cuando Alejandro (nombre ficticio que usaremos para mantener la confidencialidad de mi cliente) se plantea como reto incrementar la visión estratégica de los miembros de su equipo a través de su aporte de valor.


Se sentía demasiado pegado al día a día, a los problemas cotidianos y se veía apagando incendios constantemente. No podía transmitir a su equipo una visión de más valor y terminaba resolviendo él mismo los problemas.


Como imaginareis, terminaba el día cargado de tareas operativas, con la sensación de avanzar poco y sin poder frenar para analizar mejor las soluciones y reportes que ofrecían a sus clientes.


Como nos pasa a muchos, Alejandro consiguió reflexionar sobre este tema cuando, en uno de estos días agitados, uno de sus clientes le sorprende con un feedback negativo sobre el trabajo realizado.


¡No sólo no estaba aportando visión al equipo, sino que tampoco estaba resolviendo adecuadamente por las prisas!


Alejandro creía que como si fuera un robot, ante un problema, debía rápido aportar una solución para el equipo…


Comenzó la sesión analizando qué le llevaba a no parar y comenzó a destapar muchas de esas grandes creencias con las que todos iniciamos nuestro camino del liderazgo dentro de frases como:


  • "Si mi equipo no sabe qué hacer, yo debo decirles, para eso acuden a mí …"

  • "Tengo que responder porque para eso soy el que más sabe en el equipo, por eso me hicieron líder …"

  • "Cuando yo preguntaba a mis jefes era para que me diesen respuestas y nunca me las daban … ¡vaya jefes que me han tocado! Yo no quiero repetir eso con mi equipo ..."


Y al expresar en voz alta esta frase se paró en seco … había descubierto lo que le ataba a reaccionar en lugar de responder ante los pedidos de los demás.

La gran diferencia entre responder y reaccionar es el espacio de tiempo que dejamos para la reflexión entre el estímulo y la respuesta. Cuando respondo, estoy haciendo una pausa entre la petición o necesidad y la respuesta que daré. Cuando reacciono, no dejo ese espacio.

Alejandro no estaba dejando ese espacio entre los estímulos y las respuestas, pero lo más maravilloso es que se acababa de dar cuenta de dónde venía este viejo hábito.


Su historia pasada como colaborador y la experiencia que tenía catalogada como negativa con sus jefes, estaba haciendo que no parase y optara por resolver. El resultado a veces era positivo y muchas otras no.


Nos detuvimos en la sesión y luego de un instante de silencio me dice: “Creo que estoy haciendo como los padres que no quieren repetir con sus hijos lo que no les gustó de sus padres …


Y aquí es cuando aparece la magia del coaching y el cambio de ese observador que había estado siendo hasta ahora…


Le pregunté: Alejandro ¿puede ser que el hecho de que tus jefes no te dieran la respuesta, te haya permitido desarrollarte (por tener que buscarla) y llegar hasta dónde estás hoy?


Alejandro permaneció unos minutos en silencio y pudimos sentir, los dos, con una sonrisa dibujada en la cara, lo que en coaching llamamos el quiebre, ese momento donde se produce la magia, donde la persona se quita un velo de los ojos y puede observar un hecho, el mundo, de otra manera …


Alejandro comenzó a dispararse mil preguntas por segundo: ¿estaba haciendo borregos en lugar de futuros líderes? ¿el hecho de buscar solo las respuestas le habían permitido ser un líder y desarrollarse? ¿siempre que alguien dice no sé significa que no quiere mojarse o que en realidad no tiene la respuesta? ¿tengo que saberlo todo como líder ya que es por eso por lo que ponen en este lugar, o tengo que poder ayudar a otros a encontrar las respuestas como yo lo hice?



Trabajamos durante una hora sobre sus ganas de empezar a decir no sé y buscar junto a su equipo las respuestas, inclusive cuando él creyese conocerlas.

Uno no se transforma en líder por tener todas las respuestas sino porque sabes guiar a otros en que las encuentren, y así juntos ser mejores.

Espero que esta experiencia que comparto te ayude a reflexionar sobre esas creencias que a veces no nos llevan a los mejores resultados, aunque nos hayan traído a donde estamos hoy.


Recuerda que las huellas que dejemos marcadas en nuestro camino pueden guiar a otros en sus experiencias de aprendizaje.


Reflexiona por un momento: ¿Qué hay de positivo en esa experiencia “horrible” que recuerdas con algún jefe? ¿Qué desarrollo te ha permitido tener que, de no haber pasado, no lo hubieses obtenido?


Te dejo una frase inspiradora relacionada con lo que te cuento en este artículo:

"Dudar no sólo te ayuda a crecer, sino que te libera de la obligación de estar siempre en lo cierto. Paradójicamente, uno suele tener más razón cuando no desea demasiado tenerla" - Andrea Bocelli

Un abrazo lleno de preguntas que nos ayuden a cuestionarnos y cambiar las creencias que ya no nos valen para avanzar en el camino que elegimos.

 

Si te ha gustado no olvides registrarte en el blog para recibir los artículos en tu correo al instante de que se publiquen y de seguirnos en nuestra redes sociales.

27 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Comments


bottom of page