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  • Foto del escritorSol López

Escuchar el cuerpo: ¿qué demonios significa eso?

Hace 3 años, cuando creía que todo iba fenomenal en mi vida, apareció un síntoma curioso en mi cuerpo: sensación de ahogo, de presión en el cuello como si alguien te cogiera para apretarte. ¡¿Qué es esto!?


Desde que tengo uso de razón, suelo psicomatizar el estrés que vivo con cualquier situación. Empecé con una psoriasis a los 13 años cuando fallece mi abuela materna, y desde entonces, es la manera en que mi cuerpo da la señal de alerta.


De más adulta el estrés de un proyecto o exigencias de exámenes en la Universidad, provocaban trastornos gastrointestinales … pero nunca nada había durado o más bien molestado como esto.


Los días que me sucede sólo se pasa el ratito que como algo y luego vuelve a presionar. Me cuesta tragar y respirar.


Mi primera reacción fue ir a un médico de mi sanidad privada … dados mis antecedentes, lo asocié con una mala digestión. Me hicieron pruebas de todo tipo, con varios especialistas y siempre el resultado era el mismo: “físicamente no hay nada”. Ni en el cuello, ni en el estómago, ni tiroides, ni cuerdas vocales …


Empecé a llevar un Excel tratando de descubrir patrones: lo que comía, el ejercicio que hacía, el estrés que tenía, la regla, hidratación, la evacuación, si estaba de vacaciones o trabajando … y lo peor fue que luego de llevarlo meses, no había una sola cosa que coincidiera cuando se daba.


En uno de mis viajes a Argentina, ante la vuelta del síntoma, aconsejada por mi cuñado médico, decidí ir a un osteópata. Ya lo había probado todo y empezaba a pensar que debía intentar con cosas menos convencionales.


Martín me recibió en su consulta, casi a horas de subirme en el avión de regreso a Madrid. Examinó todo el cuerpo y me diagnosticó: “Acortamiento del Psoas”. Mi cara se debe haber desfigurado tanto que sacó un atlas del cuerpo humano para mostrarme que esto existía, cómo funcionaba el psoas y me dio unos ejercicios para estirar. Me explicó que esto hacía que todo el sistema digestivo tirase para abajo y por eso la sensación de que se me cerraba la garganta … Salí de la consulta SIN la sensación en el cuello. ¡Estaba sorprendida y estupefacta!


¿Te ha pasado que cuando escuchas algo así luego lo ves por todos lados, pero en tu vida habías oído hablar del psoas? Os lo presento para que no se les quede la cara como a mí:












En mi caso es el psoas ilíaco el que me da guerra ... pero parece que también molesta al diafragma :(




Al llegar a Madrid, y pasada una semana del viaje, cuando ya había retomado mi rutina de trabajo, nuevamente aparece el psoas dando caña, así que busqué un osteópata local y me fui a su consulta. Decidí no comentar el diagnóstico del anterior, a ver qué me decía. Y como imaginarás, el resultado fue el mismo: psoas acortado por estar sentada muchas horas.


Empecé Yoga y Pilates al mismo tiempo. No podía decidir a priori qué me iba a hacer mejor y me puse a prueba unos meses.


Luego de llevar meses en ambas clases, descubrí que nada que HAGA hace que el psoas se relaje o no. Por supuesto estoy increíblemente mejor que antes, me he aficionado a las dos disciplinas y me hacen bajar revoluciones, entrenar de otra manera, pero …me ha vuelto a aparecer el síntoma.


Desquiciada y al borde del llanto, comuniqué a mis profesores la novedad, esto no estaba sirviendo para nada … ¡Qué locas son las emociones y arrebatos! Llevaba 3 años con el problema y en dos meses pretendía que todo volviese a la normalidad … quería dejarlo todo, enojada porque no era la solución definitiva.


Pasé al siguiente nivel: no se trataba de lo que hacía sino de que no PARASE a observar la molestia, lo que necesitaba ser escuchado, los miedos que se escondían en el cuello apretado y la rabia contenida.


No estoy eximida aún, debo aprender más cosas pero después de esta experiencia puedo resumir algunos aprendizajes que me ayudan a entender qué es escucharse:

  1. Escucharse es parar, es no hacer nada y sentir.

  2. Escucharte también es hacer sintiendo. Es estar en pilates o yoga prestando atención al cuerpo, a lo que duele, lo que no, lo que cuesta y lo que fluye, a sentir la energía del cuerpo. Confieso que me parecía chino avanzado las primeras veces en que Belén, mi profe de Yoga, me preguntaba ¿Sientes la energía en alguna parte de tu cuerpo? Hoy la siento aunque tengo muuuuuucho camino que recorrer todavía.

  3. Escucharte es observarte, porque el propio hecho de observar, altera la observación y lo observado, como dice Heisemberg. Mirar la presión del cuello, conseguir agradecer la sensación que viene y preguntarme una y mil veces ¿qué me quieres decir? Hasta que algún día llegue la respuesta definitiva.

  4. Escucharse es detectar los pensamientos y emociones que despierta ese dolor, esa presión.

  5. Escucharse es conectar con lo que necesito y hacerle caso.

  6. Escucharse es disfrutar de ese ratito de paz que te da una sensación desagradable en el cuerpo porque te obliga a no hacer nada más.

  7. Escucharme es saber que tengo un reto: amigarme con el dolor, tomármelo con humor, quitarle peso pero dejarlo ser.

  8. Escucharme es respirar conscientemente hacia el dolor o la sensación de ahogo, decirle que puede relajarse que sé que tengo que parar y hacerle caso.

  9. Escucharse es cambiar el significado que le doy a la molestia o dolor. Buscar entenderlo de otra manera para que no provoque rabia sino compasión.

  10. Escucharme es conectar el cuerpo y la mente: escuchar lo que dice esa voz interior y usar la cabeza para decidir de la mejor manera, pero hacerle cada vez más caso a la Sol que desde dentro me susurra lo que necesito.

  11. Escucharme es quedarme en silencio porque el silencio, es el abono que hace florecer el alma.


Esta experiencia querido caminante no ha terminado, cada cierto tiempo, cuando dejo de escuchar a mi cuerpo, el psoas aparece para recordarme lo que necesito. Seguramente me queda mucho por aprender, no soy una erudita en el tema. Sé (mentalmente al menos) que nuestro cuerpo nos habla, que nos enfermamos porque necesitamos algo que no somos capaces de detectar y el cuerpo necesita gritar. Aún no paso prueba final y mientras tanto, los aprendizajes siguen…


Si alguno tiene un significado que pueda compartir de lo que implica escuchar el cuerpo, estaré encantada de leerlo, porque sigo siendo una aprendiz novata.


Un abrazo desde la curiosidad más absoluta de todo lo que el cuerpo nos puede enseñar.







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